NUESTRA RELACIÓN DE AMOR POR EL CAFÉ
NO ES SOLO DE UNA NOCHE

CAFES LUA es una empresa gallega con más de 30 años de experiencia en el sector, dedicada al tueste y distribución de café desde 1989.

En todo este tiempo hemos optimizado el aprendizaje y acumulado la experiencia y la actitud necesarias para actualizar y reinventar un producto que se consume masivamente desde hace más de 2.000 años.

Para nosotros, los amantes del buen café
tienen nombre y apellidos.

Nuestra plantilla:
joven (sobre todo de espíritu) ilusionada y muy cualificada 

Si de algo estamos orgullosos en Cafés Lua es de nuestro equipo. Puede que suene a cliché, pero en este caso realmente somos una familia.

“Amor por el café” no es sólo un lema de empresa, sino lo que nos impulsa a todos los miembros de CAFES LUA a trabajar en esto.

La actitud positiva, en búsqueda de la mejora continua, y el orgullo por el trabajo “bien hecho” es lo que nos distingue.

El objeto de la Empresa es la fabricación y comercialización del café, pero nuestro trabajo no consiste sólo en comercializar café. La venta es solo una acción puntual, concreta, dentro de un concepto mucho más amplio y enriquecedor que es “el servicio de gestión de producto”. Esta motivación fue la que nos llevó a crear una escuela para los amantes del café con nombre y apellidos.

La excelencia es un camino que se ha
iniciado siempre en una fase anterior.

El Tueste, nuestra firma

El proceso de fabricación comienza en la selección del grano verde, con pequeños muestreos y catas de las distintas partidas, buscando siempre una continuidad y homogeneidad en las calidades y cualidades del café.

Al haber descartado el grano con defectos en la preselección, podemos pensar en un tueste de optimización sin tener que preocuparnos por “tapar” imperfecciones. Nuestro maestro tostador cuenta con una amplia experiencia en cafés de alta gama y está capacitado lograr el desarrollo organoléptico (aquellas cualidades que percibimos por los sentidos: aroma, color, sabor…) óptimo para cada origen del café y conseguir así el acabado perfecto.

A esto hay que sumarle la planificación de la producción, de forma que el café llegue al consumidor 15-20 días después de su tueste, es decir, en el momento de plenitud para su disfrute.